2ª. APORTACIÓN PARA EL BUFETE MARIANO AGUAYO.

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sábado, 10 de noviembre de 2012

Funcionarios: la fiel infantería




Siempre me gustaron los valientes y, por eso, no dudé en poner mi pluma a disposición de los funcionarios andaluces. Su lucha contra el enchufismo, que el PSOE practica en la administración, es la mía. En el último lustro, he escrito artículos denunciando el nepotismo del partido del capullo. En la briega, hemos tenido sentencias del TSJA a favor de la Unión Sindical Obrera contra la ley 1/2011, conocida como la del enchufismo. La sentencia establecía el “desprecio al Estado de Derecho y una flagrante vulneración de derechos fundamentales”. Sin embargo, los enchufados siguen ahí en la administración, donde tanto los funcionarios, como el que aquí suscribe, defendemos que hay que acceder por oposición.

Los empleados públicos, y yo, tenemos cierto mérito. Ellos porque en vez de agachar la cabeza y decir sí bwana, han preferido enfrentarse contra la diabólica maquinaria de la Junta. Hubo incluso funcionarias que terminaron marginadas y solas en un edificio de Sevilla, y los represaliados del régimen se encuentran por millares. En mi caso, el mérito me viene porque yo aprobé unas oposiciones a la Junta de Andalucía y no entré porque metieron a los interinos que, por aquel entonces, también eran socialistas. Pero lejos de tenerles envidia, los aprecio. De nuestra lucha ha nacido una corriente mutua de simpatía que sólo pueden entender los que han combatido por el mismo bando en batallas sangrientas.

Pensaba el otro día en la sangre derramada por la fiel infantería de los funcionarios. Siempre leal, siempre dispuesta a cerrar filas en la lucha por una justa causa. Un cuerpo de élite que sabe agarrarse al terreno y defenderlo, con sus toledanas y vizcaínas. Soldados a los que todos culpan de la mala situación de la región más pobre de España. Los acuchillan por la espalda, casi nunca de frente y, a pesar de ello, siguen combatiendo sin quejarse demasiado. Bien pensando, son soldados viejos y entre camaradas está mal visto abandonar el combate. En verdad, hay que reconocer que es un gusto verles manejar la espada. Gavilanes armados buscando el hueco por donde meter el acero hasta el ánima.

A plena luz del día o en penumbra, el sonido del tintineo de sus espadas me abriga el alma. Y verlos marchar orgullosos al matadero, me produce una inmensa sensación de orgullo. Tengamos en cuenta que a veces combaten sin haber cobrado la soldada, pero no importa, porque entre españoles lo crucial siempre es el honor del deber cumplido. No les afecta que el enemigo les mande refuerzos para que no tomen el castillo de San Telmo. Pero ya les adelanto que el castillo, tarde o temprano, caerá en sus manos. En esta guerra, ni se dará, ni se pedirá cuartel. Mi única duda es saber si llegaré a ver como cambian la bandera en lo alto de la fortificación. En cualquier caso, habrá sido un honor haber combatido bajo su estandarte, aún sabiendo que no les llego a ninguno ni a la suela de los zapatos; Mis funcionarios, esa fiel infantería que jamás se rinde.


Sergio Calle Llorens

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