En un impresionante ejercicio de desfachatez, un grupo de jerifaltes de UGT (Unión General de Traidores) había convocado una "asamblea" en Torretriana "para explicar en qué afecta a los empleados públicos la Ley de reordenación del sector público andaluz". Vaya, como si no lo supiéramos.
Ante tamaña provocación, los compañeros que trabajan en dicho edificio no se quedaron de brazos cruzados. Al menos 300 empleados públicos (algunas fuentes hablan de 500) bloquearon el acceso al salón de actos, impidiendo que se celebrara dicha asamblea y formando un gran estruendo que se escuchaba incluso en las plantas superiores.
Antonio Tirado, secretario general de la Federación de Servicios Públicos de UGT, dijo que estudian presentar denuncias judiciales contra trabajadores de Torretriana "por insultos y agresiones". Por lo que ha llegado a nuestros oídos estas acusaciones son rotundamente falsas. Dicho de otra forma: los gañanes de UGT nos venden, se presentan en un edificio público con claro afán de provocar y ahora van de víctimas de una situación que ellos mismos han creado. Menudos sinvergüenzas. Por suerte, la inmensa mayoría de los empleados públicos ya los tenemos más que calados, y por eso en las próximas elecciones sindicales UGT y CCOO van a sufrir un tremendo varapalo. Quizás entonces se den cuenta de que a estas alturas de la vida ya no representan a nadie en la Función Pública andaluza, sólo defienden sus propios intereses bastardos.
De la jornada de ayer se puede extraer la conclusión de que el espíritu de Torretriana está más vivo que nunca. Gracias a los compañeros que trabajan allí por haber dado nuevamente una lección de dignidad a los sindicatos traidores, auténticos sicarios del régimen.
Por cierto, me gustaría que alguien me explicara por qué se le concede permiso a UGT para celebrar una asamblea en un edificio público y en horario laboral mientras que a los demás sindicatos que lo han solicitado se les niega dicha petición. Absolutamente inaceptable.
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